lunes, 23 de febrero de 2015

Fragmentos de ADA O EL ARDOR, de Vladimir Nabokov

Las agujas de un reloj de pared, aun cuando no funcione bien, deben saber, y hacer saber al más tonto de los relojitos de pulsera, dónde se encuentran. De no ser así, ya no hay reloj, ya no hay cuadrante; no hay más que una cara en blanco con unos falsos bigotes. Igualmente, tchelovek (el ser humano) debe saber dónde está y hacérselo saber a los demás; y, de no ser así, no es ni siquiera un klok (pedazo) de tchelovek; no es ya un él, ni un ella, no es sino "una pizca de nada"

el delicioso apretón de su sexo, la lealtad de su vaivén

yo me embriagaba con el olor de niña que exhalaba tu brazo desnudo, y con el olor de tus cabellos, asesinado más tarde por algún perfume de moda

La ternura redondea el triunfo verdadero, la dulzura lubrifica la liberación genuina: esas emociones no son síntomas de gloria o de pasión en nuestros sueños.

Van se encontró, de un modo todavía vago y distraído, luchando con la ciencia que sería más tarde la preocupación obsesiva de su edad madura: los problemas del tiempo y el espacio, el espacio contra el tiempo, el espacio distorsionado por el tiempo, el tiempo como espacio y el espacio como tiempo, y el espacio, en fin, separándose del tiempo en el triunfo último y trágico de la reflexión humana: "muero, luego soy".

Uno siente... como si representase un papel y descubriese de pronto que ha olvidado la réplica siguiente

siempre que abría el primer libro que encontraba, se sumergía en él en cuerpo y alma, con el movimiento instintivo de una criatura acuática que entraba de nuevo en contacto con su elemento natural

No era suficiente decir que, al hacer el amor con Ada, Van descubría la angustia, el agon, la agonía de la "realidad" suprema

La Observación no es siempre la madre de la Deducción

¿No es extraño que, cuando volvemos a ver, tras larga separación, a un compañero de colegio o a una tía gorda a quien quisimos mucho de niños, descubrimos intacto el calor humano de la buena amistad, y que eso no ocurre nunca con una antigua amante? Parece como si la parte humana de nuestro afecto hubiera sido barrida la mismo tiempo que las cenizas de la pasión inhumana en una operación de demolición general.

Partir c'est mourir un peu, et mourir c'est partir un peu trop

El pensamiento del hombre, monista por naturaleza, no puede aceptar la idea de dos nadas. Reconoce una nada, la de su inexistencia biológica en el pasado infinito, patente en el absoluto vacío de su memoria.

El olvido es como un espectáculo que se representa una sola noche.

Una estúpida compasión (sentimiento que experimento pocas veces) hizo que mi deseo se debilitase

¿Qué son los sueños? Una azarosa sucesión de escenas triviales o trágicas, estáticas o itinerantes, fantásticas o familiares, que nos muestran acontecimientos más o menos verosímiles, remendados con detalles grotescos, y que resucitan a los muertos para instalarlos en nuevos escenarios.

Una nota de rocío en el muslo rojizo va a encontrar pronto una respuesta estilística en la lágrima agua-marina que cae en el ardiente pómulo.

Los sonidos tienen colores; los colores, perfumes.

Nuestro primer amor es la primera ovación de una sala puesta en pie

Todos conocemos los viejos guardarropas de los viejos hoteles de la zona subalpina del Viejo Mundo. En principio, uno abre la puerta con infinitas precauciones, muy lentamente, muy suavemente, con la vana esperanza de ahogar el atroz crujido, el gemido rechinante que la puerta va emitiendo al abrirse. Y luego, se descubre en seguida que cuando se la abre o cierra con celeridad, con un empujón audaz el gozne diabólico es cogido por sorpresa y su grito no viene a turbar nuestro silencio triunfante. A pesar de la exquisita y soberana felicidad que les inundaba y satisfacía (y no queremos hablar solamente de la herida rosa de Eros), Ada y Van sabían que ciertas puertas de la memoria deben permanecer cerradas si no se quiere que su monstruosa queja desgarre hasta el último nervio del alma. Pero si la operación se ejecuta con presteza, si las manchas indelebles sólo son mencionadas entre dos ágiles agudezas, es posible que la fuerza anestésica de la vida atenúe el inolvidable suplicio que podía resultar de la puerta que se abre.

la muerte no era otra cosa que una reunión más completa de los infinitos fragmentos de la soledad

Puede que en otros mundos más edificantes y moralmente más profundos que esta burbuja de fango existan restricciones, principios, consolaciones -incluso un cierto orgullo- que lleven a hacer feliz a una mujer a la que no se ama verdaderamente

Las flechas perdidas del destino de cada persona quedan dispersas a su alrededor

la noche anterior una tormenta había pulverizado la espina dorsal al milagroso verano

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