miércoles, 15 de octubre de 2014

Una historia mágica

 A veces pasan cosas fantásticas en la vida.

Hace años me compré un libro rojo. Era una antología de poesía surrealista coordinada por Aldo Pellegrini y allí me encontré a un poeta que me sorprendió entre todos: Malcolm de Chazal. Empecé a buscarlo por todas partes y no había nada de él en español que yo supiera, salvo aquellos poemas que había traducido el propio Pellegrini para su antología, y compartí algunos en este blog (aquí) a principios de 2010.

La vida fue pasando, no sé cómo, sin Chazal. De vez en cuando miraba si había algo en castellano ya y, como no podía leerlo en nuestra lengua, pues empecé a leerlo en francés, aprovechando que es un idioma que entiendo bastante bien ya que tuve buenas profesoras, en concreto una francesa en el instituto que fue una pesadilla pero gracias a la cual podía leer a Chazal más adelante casi sin mover mucho el diccionario; por cierto, también rojo, de mi madre, de cuando ella estudiaba, una maravilla. Así leí muchos artículos sobre el autor y empezó a fascinarme ya no sólo su obra sino también su vida.

Y entonces, a finales del año pasado, por estas fechas más o menos, recibo un correo de un tal Óscar Cuadrado con una invitación para la presentación del primer libro de Malcolm de Chazal en español, que había salido hacía años en México y que retomaba ahora una editorial madrileña: Madrilenian. Me hizo mucha gracia porque el editor me decía en aquel correo que sería un placer que asistiera a la presentación una persona con los conocimientos sobre Chazal que tenía yo. Claro que yo no sabía por entonces que Malcolm era tan desconocido que yo era una de los que más sabía de él en este país. Menos mal que llegamos a aquella presentación, estuvimos a punto de no hacerlo, primero porque íbamos en un primer momento en coche y había no sé qué lío por el centro y estaba cortado por la policía, encima íbamos tarde y tuvimos que volver a casa y yo ya estaba fastidiado por no haber podido ir y entonces mi mágica Isel me dijo que teníamos que intentar llegar en metro, aunque fuera al final, sólo para poder comprar Historia del Dodo el recopilatorio de textos traducidos en México y publicados ahora en una edición renovada. Llegamos y nos abrieron muy amablemente y un tipo de lo más simpático me dijo que nos estuvieron esperando pero que como no llegábamos tuvieron que empezar sin nosotros, aquello no tenía mucho sentido para mí pero es lo que tiene Chazal, empezaban sus trucos a revolotear por el aire, literalmente, pues un mago estaba allí haciendo su función; es más, llegué a participar en uno de los trucos de magia con mucha torpeza para risa del público.

Total, que el hombre simpático era el editor y después de la presentación hubo una cata de vinos y allí estuvimos un rato hablando. Me dijo que había visto mis cuadros y que le gustaba lo que hacía. Hablamos de Chazal, brindamos con el mago con vinos alemanes, españoles y californianos y bastante contentos volvimos Isel y yo a casa, leyendo en el metro aquella maravilla que ya tenía entre las manos. Sobre todo eso también hablé en el blog (aquí).

De izquierda a Derecha, Robert Furlong, yo mismo y el editor 
Óscar Cuadrado.
Yo ya sabía que Malcolm era un escritor magnífico y lo único que tenía en casa era una colección de poemas y archivos pdf sobre él que había acumulado con el tiempo, seguramente desde 2009. Cuando terminé de leer Historia del Dodo necesitaba más, así que pedí a Francia los primeros libros suyos. Los primeros en llegar fueron Sentido Plástico y mi favorito: Sentido Mágico, este último regalo de la pura magia de mi vida que es Isel. El caso es que no era tan fácil como pensaba en un momento leerlos, así que para disfrutarlos del todo decidí empezar a traducirlos, de hecho compartí esa historia también en este medio (aquí). En los ratos libres comencé a traducir uno por uno aquellos aforismos y aquellos poemas sólo por la alegría de leerlos después plenamente en castellano y disfrutarlos en mi idioma, claro que era maravilloso leerlos en francés.

En algún correo compartido con Óscar le dije que por puro placer estaba traduciendo las obras de Chazal. En un principio le salió la vena de editor y abogado especialista en protección de derechos de autor y me soltó un largo discurso sobre que me pensara bien si aquello que estaba haciendo era algo verdaderamente casero o si iba a publicarlo porque los derechos de autor hay que conseguirlos y tal y cual. Parece que aquello no le gustó mucho en un principio. A mí me importó poco, seguí traduciéndolo, era cosa mía y para mí. Pero el tiempo pasó mágicamente y un día Óscar me dice que su editorial está negociando con la Fundación Malcolm de Chazal para comprar los derechos de Sentido Mágico y que si quería, ya que estaba trabajando en ello con tanto entusiasmo, podría ser el traductor. En un principio me negué. Le dije a Óscar que le tenía demasiado respeto al autor como para traducirlo yo, pero luego claro... aquello me estuvo reconcomiendo. Al final llegué a una conclusión absurda, de esas a las que sólo se puede llegar cuando la magia está en el ambiente y, seguramente rojo como la antología surrealista y rojo como el diccionario-reliquia de mi madre, acepté porque pensé que era mucho mejor que lo tradujera yo que entendía a Malcolm que otro que sólo supiera el francés de forma más fluida que yo pero no conociera al autor ni a sus mágicas intenciones.

La verdad es que yo seguí traduciendo sin creerme mucho el asunto. Óscar me decía que vendría Robert Furlong desde Isla Mauricio, el presidente de la Fundación Malcolm de Chazal, Caballero de Las Artes y Las Letras en Francia para ultimar los detalles y demás. Aquello sonaba a “me parece muy bonito todo lo que me dices pero eso no me lo creo hasta que lo vea”. Como el tiempo pasaba y ni noticias de Robert y yo ya entregué un primer borrador a Óscar con la traducción y habíamos firmado un draft como contrato y la obra iba a salir meses después y tantas cosas parecían que no iban a suceder que me desanimé realmente un poco al principio aunque luego pensaba: total, si esto lo ibas a hacer igualmente, yo lo quería traducir para mí y para que Chazal estuviera aquí con las palabras que pudiéramos entender. Pero entonces hubo confirmación de fecha, venía Robert a Madrid y nos íbamos a ver en un restaurante para hablar de Malcolm y yo le iba a enseñar algunas ilustraciones que había empezado a hacer, también por puro amor al arte, por lo que a Óscar, en su locura maravillosa, pensó encargarme también la portada. Y así es cómo conocí a Robert Furlong, un tipo bastante simpático al que gustaron mucho los dibujos, al que regalé de hecho uno y con quien hablamos en inglés después de haberme pasado una semana reforzando a tope mi francés, ya que, entre los tres, era el mejor idioma para entendernos todos. Fue una gran experiencia. Me firmó Sentido Mágico y llegué a casa muy contento.

Pasaron los días, hice la portada de la que ya hablaré y mostraré parte del proceso hasta llegar a ella. Se hicieron las últimas revisiones del texto. Tuve la suerte de hacer también la introducción del libro, a modo de prólogo, donde hablé bastante de lo que aprendí de Chazal los últimos años. Traduje también unas notas que aportó Robert y empezó el proceso de edición. Pasó también mucho tiempo y no había noticias del libro. Lo esperaba para septiembre, le pregunté a Óscar y dejaron de fluir los correos que eran casi semanales entre nosotros, al final se ha ido cociendo la amistad pero no llegaba el resultado, no llegaba.

Y ayer llegó. Tenía en el buzón el papel de correos que decía que había un paquete con el nombre de la editorial a mi nombre. Fuimos a la oficina en cuanto lo vimos. Y fue Isel, la maga, quien abrió aquel sobre. Cuando lo sacó no me lo podía creer. Ahí estaba la preciosa edición con el resultado de muchos días de trabajo, introducción, portada y notas. Era, gracias a Óscar, mi homenaje a uno de los autores que más me fascinan. Abrí el libro y en la primera página el editor había escrito: “Gracias a ti” y había incrustado su firma. Parecía una broma todo. Pensad por un momento en vuestro autor favorito, imaginad que habla en otro idioma que es el tuyo y que tú lo traes, con la voz más parecida que puedes, con suma protección de su cuerda vocal y habiendo procurado que, en cada poema, tu alma se hubiera colocado a la altura de la suya, hubieran conversado y se hubieran entendido. Imaginad la suerte que se puede llegar a tener.

Así que ahí está, para todos, imagino que pronto se empezará a presentar y haremos magia con él. Un libro lleno de colores y no es casualidad que el rojo tenga un papel especial, pero dentro de él y dentro de las cosas. Por ahora ya se puede adquirir (aquí) a un precio más que razonable dada su extensión y teniendo en cuenta el efecto que es capaz de hacer en el lector. Como reza en su contraportada:


Este libro no se lee, es usted el leído. Una vez terminado se habrá visto, pues habrá aprendido a dejar que todo a su alrededor lo mire. Rompa todas sus brújulas. Está a punto de ser coordenada.

3 comentarios:

Elena Moratalla dijo...

ENHORABUENA PEDRO! Eres tan genio como Malcolm, por no decir más. Estaré encantada de leer el libro pero tocándolo, como se toca a los niños, a los perros, a los helechos, a las enredaderas...también a las piedras

Pedro (nene) dijo...

Enhorabuena, no dejas de sorprendernos en todas y cada una de las iniciativas y/o trabajos que acometes. Un abrazo

Nino dijo...

Muchas gracias a los dos. La verdad es que es estupendo poder compartir noticias así. Seguiremos trabajando para que sigan llegando historias mágicas como esta.
¡Un abrazo!