martes, 1 de julio de 2014

Gsús Bonilla escribe sobre el Poétikas del 13 de Junio


El viernes venía acompañado del viento caliente que se levanta en junio y el olor a tormenta, que todos recordamos; ya intentamos atrasar media hora más las jornadas, pues a decir verdad, en el interior de la librería La esquina del zorro, se nota la calorina acumulada durante el día, de manera que buscamos el poco frescor que nos ofrecen las noches de verano. A esa misma hora, igualmente un viernes, tu país juega el Mundial de la vergüenza, también en este busca ser campeón; Brasil limpia las calles de niños indigentes con paramilitares, gol en el campo y paz en la tierra, mientras tanto, en los bares del barrio, no se pierde detalle de las pantallas más grandes del mundo, que emanan alineaciones y sueños multicolor, qué bonito es el fútbol, qué pasiones despierta, como decía La Polla Record en los noventaLa poesía también desadormece, pero menos, aun así recibimos con gratitud a quienes han decidido esta tarde acudir a POéTIKAS, que no han sido pocos y esperamos dar inicio a la jornada XVII, que nos traería además el hilo común de lo realista y lo no-monárquico, tres autores que por lo escuchado aquí, tienen claro que si ha de haber un poder, éste ha de residir en el pueblo. La república como forma de gobierno. La gente dice, la gente hace. Leire OlmedaMarisa Peña y Pedro José Morillas residen en la poesía, viven en ella y para ella, y desde ella nos proporcionaron una excelente tarde, que  iniciamos con el poema “Lenguas muertas” de Mario Benedettilas viejas lenguas eran vivas/ cuando vibraron en la gente/ y eran el habla del esclavo/ del campesino y del apóstol/ del artesano y de la puta. Retomamos la estructura normal del ciclo, después de lo experimentado en ocasiones anteriores; así pues Leire Olmeda se ofrecería en el lenguaje sencillo, que no simple, de lo directo; desbrozaba su poesía manejando el verso sin contrapesos e incentivó la cercanía, con ello, enseguida conseguiría que sus palabras alcanzaran al público. Emotiva y civil, como calidad de los recursos que amparan a sus textos lograría una atmósfera para la identificación, para  desde un primer poema empatizar con ella. 

Marisa Peña tiene el dolor de la memoria incrustado en el pecho; expectora verso a verso la veneración por el antepasado y honra con su poesía al hueso de paisano que reposa en el olvido de las cunetas, en la fosa común; sus poemas solicitan un viaje hacia afuera, desde la profundidad de la  tierra donde yace el espanto hasta la clarividencia de la poesía que nos hace luz. 

De igual modo Pedro José Morillas no renuncia a la narratividad en sus poemas, con diferentes perspectivas y matices, sin embargo los dota de la gratificación y el poderío de la imagen, con un hondo conocimiento en este ejercicio, que lo capacita sin lugar a dudas para reconocernos en esencia en la comunicación y expresión del artista y que transmite en su magnífica faceta poética, porque Pedro además, practica el arte de la pintura. Ya estamos casi que finalizando esta primera etapa de POéTIKAS, a la vista dos últimas jornadas para concluir. Cuando iniciamos en el mes de octubre del pasado año este ciclo de poesía contemporánea en el barrio, ni por asomo pensábamos el recorrido que iba a tener, tampoco si iba a despertar mayor transcendencia más allá de unos pocos meses más, al menos hasta que finalizase el año 2013, aunque para decir verdad y en este sentido también nos daba un poco igual, en la manera en que cuando las cosas se han de hacer, sin darle muchas vueltas, ni buscarle demasiadas explicaciones; es decir, hacerlas porque sientes la necesidad de hacerlas; sin embargo, jornada tras jornada, el encuentro fue creciendo en expectación, en contenido y variedad, y cada vez ganando en concurrencia. 

El vecino quedaba agradecido por poder disfrutar un par de veces al mes de un espacio cultural libre y participativo, dedicado a la poesía, al lado de casa, en el que ha podido comprobar que muchas de sus preocupaciones son las mismas o muy parecidas a las de los autores que han pasado por aquí, donde hemos podido compartir con ellos, entre el debate y la controversia el recurso de la palabra, donde en muchas ocasiones nos hemos emocionado juntos; donde hemos podido experimentar que un poeta no es un ser divino ni supino, sino un otro como tú y como yo; donde la poesía nos ha sido el lenguaje para entendernos, unos y otros. Quizá sea, desde esta perspectiva,con este entusiasmo y junto a la generosidad de los autores, el que nos planteemos, en La esquina del zorro, una nueva temporada; no sabemos hasta dónde, ni hasta cuándo, pero con el propósito del principio, que no ha sido otro que el de motivar el acercamiento de los vecinos del barrio a esta arista de la literatura que es la poesía. Si bien es verdad que en esa futura andadura no teniendo todavía muy claro el formato de este nuevo ciclo; si igual, quincenalmente, o más espaciado y circunstancial; si con el formato de tres, como hasta ahora, o con otra estructura; si con un ideario concreto o la mescolanza del hecho poético… en definitiva, esa serie de cosas que posiblemente sea mejor que surjan dentro de la espontaneidad que de una sesuda reflexión. Mientras tanto, decíamos, nos quedan un par de sesiones más, la XVII y la XIX, la del jueves 26 de junio y el 4 de julio, donde una vez más vendrá la poesía a hacernos.


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