viernes, 7 de febrero de 2014

Malcolmchazaliando (III)

“La de tiempo
que llevamos
sin vernos”
Le dijo el agua
al cristal.

El poeta
que no se moja
se seca.

Son los pezones
los pomos
de la carne.

Un tetris
multirracial
rellena el somormujo
de la hiedra.

Cuando el cielo
se rompe
un hueso
truena
de dolor.

Cuando Isel
se cepilla
el pelo,
al peine
se le ponen
los dientes
largos.

El misterio
como tal
sólo está
en los rincones.

La risa fingida
le da a la risa
un bofetón.

“Estate quieta”
le dice el sol
a la sombra
cuando se va.

“Como me sigas
gritando,
me voy”
le dijo la lumbre
al viento.
Indecisa
se fue y vino.
Sólo la reconciliación
le iluminó
la cara.

La muerte real
es darse
por vencido.

La resistencia
dará a luz
a la razón,
la razón
dará a luz,
a la resistencia
y así
hasta que
el hombre
deje de resistir
y de razonar.

Cada vez que se corta
un cordón umbilical,
se inaugura
la vida.

La oscuridad
perdió la custodia
de los hijos
de la luz.

Mi abuela
une canciones
con su máquina
de coser.

La postura
canta nanas
a las piernas
y se duermen.

“!Tierra a la vista!”
Escuchó el ojo
y se estremeció.

La mejor postura
en el sexo
es
el amor.

La lluvia
de estrellas
es la cana
de la noche.

La suerte
que tiene
la sombra
de Isel.

Soñe que era Isel
y, al poco,
me casé
con un espejo.

Ningún cine
como la ensoñación.

Siempre que me dicen
de ir al cine
me pillan
rodando a Isel.

La rueda
se marea
de sí misma.

El tornillo
es adicto
al abrazo.

En Honduras
el verde
se lo tiene
creido.

Dijo Dios
a la planta:
“¡Vuela!”
Y se hicieron
alas
las raices
del quetzal.

Dejé de fumar
para ver
siempre
integramente
a isel
sin la distorción
de la humareda.

Cuando llegamos
a la cima
de las cosas
ponemos los brazos
en forma de jarra
porque todo
nuestro cuerpo
tiene
sed.

Los besos
son secretos
de los labios.

Se ama
cuando no te importan
pero imaginas
sus secretos.

Cuando nacemos
lloramos
Y cuando morimos
nos lloran.
Las lágrimas
son las grandes
espectadoras
del acontecimiento.

La luz
nació muerta
y vino
la oscuridad.

No soy practicante,
pero cuando
veo a Isel
los domingos
por la mañana
me dan ganas
de practicar.

Como los gobiernos
con nuestro pensamiento
ni si quiera el vaso
es capaz de retener
para siempre
su agua.

Las pestañas
son los abanicos
de los pechos
de los ojos.

El poeta “yoísta”
enreda sus palabras
en el yoyó
del yoyo
que es él
consigo.

Con que Dios
hubiera creado
lo que no vemos
ya me parecería
demasiado.

“Tengo frío”
es lo único
que le dice
el corazón
a la tristeza.

La distancia
más larga
entre los amantes
ha de ser
la certeza.

La única casa
que admite
su propia
intemperie
es
la piel.

Cuando el sol
hace las maletas
tiembla
la luz.

Dios
creó la antimateria
en plan broma.

El emblema
de la vida
es la luz.

La lucha
es la hucha
del discernimiento.

“Tengo sed
de mí”
-dijo el charco
justo antes
de desaparecer.

El infierno
es un perpetuo
lunes.

Ni los ojos
ni el agua
son fieles
a su reflejo.

No os creáis
también llevan
acento
los sentimientos
y puntos
de admiración.
Lo malo
de los sentimientos
son
los paréntesis.

Mucho blablabla
pero...
¿de verdad
nos tenemos
en cuenta?

Por ahora
sólo tengo
a Isel
en la agenda.

El artista
es daltónico
del daltonismo
de los sentimientos.

A las letras
les falta salud,
algunas tienen
tan bien pillado
el catarro
que se lo contagian
en seguida.

Es sano
mirar atrás
y decirse:
“sí señores,
ese tonto
que sufría
para nada
era
yo”.

Es la escalera
la ortodoncia
de la altura.

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