jueves, 19 de diciembre de 2013

Proposiciones

Ahora que he dejado el tabaco tengo en mente mil actividades para ir desarrollando; así que lo primero que quiero hacer es animaros a todos los fumadores a dejarlo; será como poco un eslabón menos de la larga cadena del sometimiento. Yo probé con todo: chicles, caramelos, parches, cigarrillo electrónico... y no me di cuenta de que lo único que necesitaba era voluntad y tener a la mujer que tengo. Por eso, en vez de leer Dejar de fumar es fácil si sabes cómo, una y otra vez (sé de fumadores que me dicen que no lo dejan porque siempre van por la mitad del escrito), lo único que podéis hacer para dejar la horrorosa tapa de cáncer es tener a una mujer que os mire con autoritarios ojos y tengáis que decirle: Isel, este es el último cigarro que me ves fumar; tirarlo y para siempre. Y esto sería (os lo habíais creído todos) mentira y puramente literario porque lo que tenéis que hacer, y ahora no miento, es ir al médico y que os mande unas pastillas que se llaman CHAMPIX; especialmente no leáis los posibles efectos secundarios que tienen, todos maravillosos en plan: depresión, tendencias suicidas... Yo al principio amenazaba con dejar de fumar pero tirarme, a cambio, por el balcón. Las pastillas son muy caras, carísimas, pero no tanto como el tabaco; os aseguro que notaréis los efectos, van poco a poco quitando la adicción; lo pasaréis mal al principio, lógico, pero en unos días empezaréis a ser superhéroes: vuestro sentido olfativo se multiplicará por mil en seguida y también el del gusto con lo que apreciaréis mucho mejor los aromas del mundo; aunque creía que jamás volvería a escribir, porque lo tengo muy asociado todavía al hecho creativo en general, la verdad es que ha ocurrido todo lo contrario: estoy más creativo que nunca, no paro en ningún momento porque tengo que paliar el confuso deseo de la drogadicción con cualquier actividad para sustituirlo; por eso leo más, escribo y dibujo más y en mis clases estoy mucho más simpático. Pues claro que estoy comiendo más y pues claro que tengo momentos en los que Isel me abandona porque ya ha aguantado todo lo posible pero; en general, os digo y os lo digo de verdad que apreciaréis rápidamente las ventajas de no fumar, os lo garantizo.

Y dicho esto inauguro dos nuevas secciones en mi blog, una en la que hablaré de la poesía actual aprovechando que me estoy poniendo muy pronto al día después de haber superado dos años difíciles donde he ido creciendo como autónomo. Hablaré con sinceridad, que falta y mucho. Nada de amiguismos; tampoco es que vaya a ser duro a estas alturas, característica que siempre me ha faltado. Pero tampoco voy a homenajear a cada poeta leído. La poesía está manchada. Se le ha dejado disparar con cualquier estupidez y se le ha puesto el código de barras del poema. No sé ni los blogs que hay de poesía ni la cantidad de poetas que salen a la calle con su pinta de poeta. Ni creo en los poetas que creen que por nombrar muy a menudo: genitales, palabrotas... están dando mucha fuerza a su poesía y dotándola de gran valentía. No estoy en contra de que la gente tenga su blog y escriba lo que le dé la gana; ni siquiera de que cada cual quiera publicar su libro si hay una editorial suicida que así lo permite; lo que ya no me entra en la cabeza es la cantidad de admiración que se brinda a veces a tantos poetas que no han escrito ni un verso en condiciones y que, encima, han ganado el XVII Premio NoSéCuál, de siempre autobombo editorial. Desde que ha desaparecido el colectivo Addison de Witt, se ha perdido la sinceridad. Sólo se escribe lo bueno; pues claro que a todos de vez en cuando nos sale el talento y decimos algo hermoso; pero digamos también lo malo que no pasa nada, pero no nos pasemos tampoco, he visto algún blog por ahí que ya se pasa. Y también estoy en contra de los poetas que sólo escriben para poetas, estos son casi peores que los anteriores. Estos acumulan no sé cuantas condecoraciones en sus vitrinas y no saben ni decirse porque ya no es su voz la que suena sino que la han adaptado a unos oídos; los oídos más innecesarios para la poesía que son los del propio poeta; ese que no eres tú.

Creo en cambio en los poetas que escriben y nada más; que escriben además para Gema la peluquera y para Manolo el de los tomates; que se dejan entender; esos que los poetas muy curtidos llaman poetas menores o de pacotilla. La poesía debe ser entendida por todos sin rozar el patetismo, esa es la poesía que yo entiendo y defiendo; y otra cosa, no tiene género la poesía, no me habléis ahora de poesía tal y poesía cual. La poesía es, en cada cosa, ella misma. No, es que yo escribo poesía experimental, poesía de la experiencia, poesía política, poesía genital... vale, pero esa es la temática de la poesía. Dejémosla ser, sea ella misma sin más. Por eso, crearé una sección de CRÍTICA POÉTICA para hablar de lo que me parece sinceramente lo que leo y en lo que he invertido mi tiempo y mi dinero.

Por otra parte, escribiré también otra sección que he querido llamar LA POESÍA EN MÍ y que vendrá a contar cómo he ido viviendo la poesía desde los comienzos, sirviendo así de pequeño diario y confesión; invitando a todo el mundo a pasear por ella.

Y, por supuesto, no hay garantía ni de que empiece con ninguna de las dos pero es algo que me he propuesto. Espero que lo disfrutéis. O no.

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