domingo, 28 de octubre de 2012

Batisfera

Se viste y maquilla a los imperios,
su traje es el traje del traje de anteayer
se peina con nada y con nada
pone a la intemperie los zapatos.

Me molesta que sea tan feliz,
a mí que he retorcido el campo
para fustigarme en la ciudad,
me molesta su risa
llena de musculatura
y su agradecido y religioso
corazón.

No tiene nada y llena la alcachofa
de ranchera y el agua de su boca
pareciera provenir del Godavari
y le gusta tanto la lluvia
que toda ella es octubre
cuando en sus piernas
atracan los frutales.

Sólo llora cuando el hermoso mundo
fatiga su engranaje
y siente que no hay absolutamente
nadie capaz de ver como ella
la irascible y brutal
inocencia
de la horda.

Como una sombra
ha plantado en el desierto
jacarandás.

Sus nervios azules ofuscan
la tibia del miedo
y da miedo, de verdad,
su alegría.

Y no tiene nada
salvo la desnutridas fauces
de la espera.

En el inexplicable fatum
de la orquídea de sus
descalzos pies
vivo.

Isel es
mi batisfera.

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