viernes, 13 de enero de 2012

Hambre

Mi casa tiene hambre
y mi coche está desnutrido,
guardaremos para ellos el banquete
de los hijos que íbamos a tener.

Sentado en la hamaca
dotado de un infinito instinto paternal
abrazaré el voltaje y, abierta
en mi regazo la boca de las tuberías,
introduciré en ella el futuro.

Y, así,
mecida la electricidad, construiremos
un hermoso moisés para el agua
ahora que incluimos las moléculas
en la lista de boda
previa a los hijos
que íbamos
a tener.

De verdad
que quisiéramos paliar
el hambre del hombre oscuro
pero un código de barras
abraza a la tierra.

Menos mal
que cuando Isel y yo tenemos hambre
nos comemos a los hijos
que íbamos
a tener.

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