martes, 26 de abril de 2011

Digo lo que pienso II


Martes 19 de Abril, 16 en punto de la tarde, calle Serrano número 69, Madrid, edificio de extranjería. Puertas cerradas a cal y canto e Isel haciendo cola en la nada porque la semana pasada le dijeron que viniera entonces a pagar doce céntimos de las tasas que le permiten estar allí a esa justa hora, las cuatro de la tarde, con Pijanny´s y Luis Botón en las calles colindantes, con Follex y Putti en las esquinas de los lados, recordándonos a todos todo lo que nunca vamos a tener ni falta que nos hace. Apuesto chico de seguridad avisa a los que acudieron (y para acudir sólo tuvieron que pedir permiso en sus respectivos trabajos, provocando, como poco, muecas de enfado en sus jefes que probablemente estaban en aquellos momentos comprándose un chal o un chalé o cualquier mierda en las calles colindantes, ya digo, Adolfo Domingas, Sprilingui o Thomas Quetefollentelodigoconelfinger) que está cerrado y que debió ser una equivocación de los oficinistas o una broma o sabe Dios. Pero la broma ocurrió antes y esto ocurre todos los días a cientos de personas a las que recibimos con los brazos abiertos en nuestro país. Le daré el tono adecuado para que se entienda:

Se abre el telón y se ve a Isel yendo al banco a pagar las tasas que le corresponde a su jefe ingresar pero que paga ella; entonces en el banco no saben la cantidad que debe pagar pero le suena la cifra, así que paga más o menos. Como no le sale la renovación de sus papeles después de un año Isel solicita cita por internet y allí le dicen que le faltan doce céntimos de sus tasas y que no hay constancia de otras que pagó, que cuestan diez euros, menos mal que las otras sí constaban, porque sólo eran de ciento noventa y dos euros y faltaban doce céntimos, pero claro…. Se abre el telón y resulta que para pagar los doce céntimos no basta con sacártelos del bolsillo y pagarlos allí mismo, en el acto… no, es mucho más fácil porque se abre el telón y se ve a Isel regresando la semana siguiente, o sea (en Serrano hay que decir o sea y no: es decir) el 19 de Abril para quedarse allí, esperando íntegra y filosóficamente a que no la atiendan para tener y poder pedir permiso en su trabajo de mierda para que le concedan una tarde de la semana siguiente para poder ir a que le den un papel en el que hay que pagar doce céntimos en Caja Lombriz y luego regresar con ese papel sellado. Se abre el telón y se ve, como vengo diciendo, a una sudaka y a muchas más, y a un chino, y a un marroquí y a dos o tres senegalesas esperando nada en un edificio de lo más chulo donde en las puertas de la entrada pone prácticamente: no vengas sin cita previa, si esperas tus tasas ya si eso ya te mandaremos un sms, no vengas, vamos, no vengas. ¿Cómo se llama la película?

Me tranquilizó, al menos, llegar a casa y ver en las noticias cómo están triunfando en Europa los partidos de ultraderecha. Dirigentes políticos que, tras años de aprender y estudiar a fondo el mundo han llegado a la conclusión (conclusión literal, pues uno de ellos, ojalá recordara quién, lo dijo tal cual) de que esperarían a estos pobres que vienen en pateras desde la costa y con torpedos. Está claro que eso solucionaría el problema. Me dan una pena inconcebible esta panda de inútiles que en pleno desuso de sus facultades llegan a conclusiones tan dignas. Cuento las veces que he visto a Isel quejándose o llorando por sus papeles y no me caben en los nervios. Pero permítaseme mantener el tono gracioso que le estaba dando a los asuntos:

Se abre el telón y se ven a los orondos directivos de telefónica mandando a la calle al veinte por ciento de su plantilla y nadie se dio de baja esa tarde.

Se abre el telón y se ve a Aznar dando un discurso y siendo aplaudido por ello.

Se abre el telón y se ve a un conjunto de salvapatrias llevando la paz al mundo a fuerza de bombazos.

Mamá, mamá, en Tokio ha habido un terremoto.
Mamá, mámá, al abuelo le han congelado las pensiones.

Estaba un día Jaimito caminando por la calle y… ¡zas! Lo mandaron al paro.
¿Sabes como llaman los de Lepe a la extorsión?
¿Sabes cómo se dice paro en chino? ¿Y muerte en Zulú? ¿Y miseria en alemán?
Política, política, política.

Pero no pasa nada porque pronto se abrirá el telón y tendremos elecciones y ganará de nuevo el PSOE o el PP, total, da lo mismo y eso, eso sí que es un chiste.

Por eso yo ya he empezado a pintarme unas cuantas camisetas para animar al mundo a que vote en blanco, que vaya a votar, que se tome esa molestia y ponga nada en su sobre. Que madrugue y vaya a las urnas a proponer nada, ese cambio favorable que todos necesitamos desde ya. Que acuda elegantemente o desnudo, aún mejor, sin campaña de ningún tipo a decirles a estos políticos inútiles que no los queremos, que no los necesitamos, que nosotros proponemos que nuestra lámpara del salón, que nuestra estantería, que nuestra rueda del coche dirija el país pues lo harán con más benevolencia, con más soltura, con menos crispación. Yo quiero ese mundo, ese cambio.

Yo quiero levantarme y ver el telón y que nadie se lleve el telón y que detrás del telón sucedan cosas hermosas. Ver a Isel a la cola de todas las desesperaciones solventando sus problemas, ver al multimillonario hacinado en un piso de San Blas, ver los palacios llenos de bombillas sin lámpara y de literas donde dormiten los extra-radios, ver al terrorista a la sombra de la playa sin ganas, ya, de aterrorizar.

Lo que quiero es no ver el telón ni su chiste.
Sólo quiero, en serio, que la lámpara de mi salón nos dirija. Nada más que eso, tampoco pido tanto.

Se abre el telón
y digo lo que pienso.

Decidlo conmigo.

El chiste será entonces
desternillante.

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