sábado, 18 de septiembre de 2010

Sometido

Ahora ya sé, y me someto.

Un rayo de sangre atraviesa
mi ojo derecho
de par en par
porque la gente muerta
ha necesitado estudiar
siete años de carrera
para decir, pero no decir todavía,
pues la gente muerta
ha necesitado investigar
aún otras muchas madrugadas
para decir, pero no decir verdaderamente:
Te quiero,
pues es necesario, repito,
para decir cosa tan fácil
siete años de carrera,
un máster en cardiología
y palparse levemente el corazón.

Por eso
ahora ya sé, y me someto.

Porque la gente muerta
reposta en otra gente muerta
y es virgen aún para decir te quiero
pero largas colas en la gasolinera
advierten que la gente muerta
hará el amor pensando
que Dios se masturba
pero es la poesía la que
le hace el amor a las cosas
mientras la gente muerta
se arroja al onanismo.

Así como el relámpago
sale de la tierra
cuando no se soporta,
así,
ahora ya sé y me someto.

Porque toda la gente muerta
hace cola por el lado
por el que sangra mi ojo;
toda la gente muerta
aplaude al morlaco
pues a ciencia cierta
sabe lo cerca que está
de su condición.

Toda la gente muerta
expresa
su miedo a la soledad,
su miedo al abismo,
su miedo a la muerte
en la tumba roja
de mi ojo.

Por esa razón
ahora ya sé, y me someto.

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