miércoles, 29 de septiembre de 2010

Huelga


La imponente magnitud del verso
columpiado
en los ojos fríos donde salen
a tender los pescadores
tiene el agua inmóvil
y ése es su silencio.


El lago ahorcado en el cisne,
donde el timbre del poeta
sabe del bosque
vacío de generaciones
por negarse éstas al otoño.


Los retoños crecidos,
la poesía que muere
pues el verso es inmiscible
a la probeta.


De puro esteta
el poeta
está en paro.


Ni la huelga
da licencia
a sus deserciones.

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