jueves, 24 de junio de 2010

Peligro


Me han cambiado las lágrimas por carne
y es sentido llorar auroras.


En cascada entran las manos en el ojo
de tan feliz para el perfil del canto.


Oh, los columpios donde nadie se alegra,
oh, el flotador que todo lo hunde.


El niño ha estado contando hasta los huesos
y nadie se ha escondido de su pausa:
¡calma, calma, es lo mejor, calma!


El olivo ha hecho su nido en el pájaro
para dormir entre vuelos
y la vieja colecciona zapatitos de tacón.


¡Qué gran hallazgo:
ya tiene el alma su voltaje,
adelante,
lista de espera tiene el corazón,
adelante!


Habrá que fusilar al hombre que se ha movido
mas no hay peligro
pues la siesta ha perdurado
y brindan por ello los cojines.


Los calcetines están sudados
de complacencia.


Es la era de la inercia del tumbado
y quien se mueva habrá de arrasarme.


No se espante nadie:
acinético es el pie del candelabro
y las cortinas están fijadas.


No arde lo que siempre está en llamas:
¡calma! El fuego es una abeja.


Y los hombres aún se empeñan
en llevar su páncreas al trabajo
y al niño le huele el aliento a sedación.


En ninguna mambla las flautas
hacen sonar al borrico,
en cambio todos los soldados
saben la danza del cartucho.


¡Saludo a todos los azotes
pues serán pocos para el arce,
saludo a todos los ceberos
pues tengo el hambre de los siglos!


Estoy tranquilo a la espera del concierto,
estoy tranquilo en la hebilla del matraz,
paz, pido paz, aún más paz para lo quieto:
tendremos fuegos musculares.


No arde lo que siempre está en llamas;
no arde, no; no arde la tarde
pues hay te para todos
y sobretodo hay te para nadie.


¡No arde, alegría, no arde!
El niño tiene en el hombro un clavel
y las sirenas fueron obligadas a los patios.


¡No arde, alegría, no arde!
Me han cambiado las lágrimas por carne
y sabe Dios lo que ha llorado el espejo.
Pero que nadie se espante, no tiene reflejo
¡Peligro hay en el plagio, peligro!


Que alguien nos separe de nosotros,
que alguien nos separe.

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