miércoles, 11 de noviembre de 2009

Sin el síndrome de Van Gogh


Acabo de vender mi primer cuadro, sí, y no he tenido que morir para verlo.

Me alegro, me alegro muchísimo, todas las catástrofes siempre me vienen acompañadas de sorpresas que me hacen el boca a boca sin rechistar.

¡Ole y ole!

No hay comentarios: