jueves, 5 de noviembre de 2009

Saltimbanqui


La sala está tan vacía
que se oyen coser
los forúnculos.

Pase, es sencillo,
demuestre en diez minutos
su vida de pensamientos.

Como si el mar
sólo fuera
arrecifes.

Ahora dígame su nombre
y su edad
puto saltimbanqui.

Qué experiencia tiene
en electromagnetismo.
Por favor, sea tiza.

Y tú allí como un subnormal
derrochándole a los letreros
sus avisos.

Una función es una correspondencia
¿unívoca o biunívoca?
Es unívoca, hijo de puta.

Y le digo que las asíntotas
son un amor imposible
y ya: le llamaremos.

Debí llenar la pizarra de omegas
y hacerme ininteligible.
Decir: sí.

Lleva usted razón,
granoblásticamente el mar
es una avutarda sin enseres.

Y una vaca es un vector,
y el prado rezuma
circunferencias.

Dejarlo bien claro:
existe un camino más sencillo
pero atraviese usted la catarsis.

Le haremos una segunda prueba,
nos gustó el numerito de sus derivadas,
repase usted a Fourier.

Y ya está, tú sí que sirves,
regrese de nuevo para divertirnos,
puto saltimbanqui.

Y, en el metro,
le digo no a los abordajes
y me sale un haiku:

No eres más que eso,
diez minutos de nada
en la entrevista.

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