domingo, 10 de mayo de 2009

El mar de Madrid

El lago:
hemipléjica sonrisa
de un solo labio,
taciturna parálisis
de orilla
donde pescan el silencio
los descansos.

Laura:
sepia sobre una roca,
lame las flores,
olvida los coches,
viaja al espacio,
se hace del lago
y parpadea.

Y yo, distraído,
sólo miro agua y pienso: arena
y me molesta el ruido del tráfico,
se me va hasta la rima,
¡qué cojones de puta espina
se me ha clavado!

Aún así el lago:
poeta vivo a borbotones
me sonríe su presencia
y yo simulo en sus rincones
unos versos y una mueca.

Al latido del lago
sólo le falta
corazón.

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